Tipología de Tareas
TIPOLOGÍA DE TAREAS
Como
es lógico, ninguna tarea tiene la misma importancia ni la misma urgencia.
Debemos saber identificar qué tarea de las que vamos a realizar es prioritaria.
De no hacerlo así el rendimiento se verá afectado de diversas formas:
Apagafuegos: Si pretendemos responder
inmediatamente a todos los imprevistos, podemos convertirnos en simples
“apagafuegos" y acabaremos dedicando la jornada solo a resolver problemas sin
avanzar en el proyecto.
Ansiedad: Una mala gestión de nuestro
tiempo suele resultar en ansiedad, se nos cae el mundo encima cuando se acercan
los plazos y disminuye notablemente nuestro rendimiento. Además, dentro del
entorno de trabajo, la aparición de la ansiedad suele ir acompañada del estrés
y afecta a la comunicación de equipo de trabajo.
Estrés: Rutinas mal gestionadas y
excesivas nos pueden llevar a encontrarnos con cuadros de ansiedad y de estrés.
El mal ambiente, el mal humor, el ser irascible, etc… son indicadores de
estrés. Afectando a nuestro entorno de trabajo e incluso a nuestro entorno
familiar.
Tareas
minucias:
Tareas sencillas pero necesarias para el correcto desarrollo de nuestro
trabajo. Ejemplos: correo diario, orden de nuestro espacio de trabajo.
Tareas
urgentes: son
las que se realizan con urgencia pero no son de vital importancia para el
producto. No se les puede sacar rendimiento.
Tareas
importantes:
son las que se establecen a largo plazo y son más sensibles a los “ladrones de
tiempo” y a las tareas urgentes.
Tareas
importantes y urgentes: Esta
sería la continuación del apartado anterior. Si una tarea importante no ha
conseguido resolverse y se han presentado problemáticas que han impedido su
finalización, esta tarea pasa a ser una tarea importante y urgente. Esto suele
ocurrir cuando la gestión del tiempo (o la falta de recursos) son insuficiente.
Este tipo de tareas son fácilmente detonantes para la aparición de estrés y de
ansiedad.
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